Alejandra Pizarnik

                Y apenas aparezco todo se hace imagen lejana que está en un lugar
        al que accedo si me destruyo y me desmorono.

                Alguien invoca, alguien evoca, alguien pide penitencias, remisiones,
        revisiones. Es la hora de horadarse. La hora del oráculo. Alguien pide
        treguas, límites. ¿A quién? Vieja historia.

                ¿Qué podemos pedir sino más sed?  Y todo -desde el río hasta
        sus ojos amados- para terminar "exactamente como un perro’.
        Elle n’en pouvais plus d’exister. Cada instante que pasa es como si me
        pasara a mí.

                -Cuando yo muera ¿quién me lo va a decir? (Esto lo dije, pero
        mis palabras eran como máscaras solitarias caminando a la altura de
        un rostro humano en una tarde de lluvia).

                Aún saber que no hay solución me intranquiliza como si la hubiera.
        No eres tú la culpable de que tu poema hable de lo que no es. Si habla
        de lo que no es quiere decir que no vino en vez de venir. Pero ¿por qué
        hablo con verbos activos como si me hubiera pasado la noche con una
        espada en la mano?


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