Clarice Lispector
Aprendizaje o El Libro de los Placeres (fragmentos)
Pero de la
luna no tenía miedo,
porque era más lunar que
solar y veía con
los ojos bien abiertos en las madrugadas
tan oscuras la luna siniestra en
el cielo.
Entonces se bañaba toda ella en los rayos
lunares, así como había
quienes tomaban
baños de sol. Y quedaba profundamente
límpida.
Hay una masonería
del silencio que
consiste en no hablar de él
y adorarlo sin palabras.
Yo podría
tenerte con mi cuerpo y con mi alma.
Esperaré
aunque sea años a que tú también tengas cuerpo-alma
para amar (...)
Mira a todos
a tu alrededor y ve lo que hemos hecho de nosotros
y de eso considerado como victoria
nuestra de cada día. No hemos amado
por encima de todas las cosas. No hemos aceptado lo que
no se entiende porque no queremos pasar por tontos (...)
No tenemos
ninguna alegría que no haya sido catalogada (...)
Hemos tratado
de salvarnos, pero sin usar la palabra salvación para
no avergonzarnos de ser inocentes (...) Hemos disfrazado
con el pequeño
miedo el gran miedo mayor y por eso nunca hablamos de
lo que
realmente importa (...)
Hemos sonreído
en público de lo que no sonreiríamos cuando
nos quedásemos solos (...)
Nos hemos
temido el uno al otro, por encima de todo. (...)
Pero yo escapé
de eso, Lori, escapé con la ferocidad con que se
escapa
de la peste, Lori, y esperaré hasta que tú
estés más preparada.
Alivia mi alma, haz que sienta que Tu mano está
cogida de la mía, haz
que sienta que la muerte no existe porque ya estamos
en verdad en la eternidad, haz que sienta que amar no es morir, que la
entrega de sí
mismo no significa la muerte, haz que sienta una alegría
modesta y diaria,
haz que no te indague demasiado, porque la respuesta
sería tan misteriosa como la pregunta (...) bendíceme para
que viva con alegría el pan que
como, el sueño que duermo, haz que tenga caridad
hacia mí misma pues
si no, no podré sentir que Dios me amó,
haz que pierda el pudor de desear que en la hora de mi muerte haya una
mano humana para apretar la mía (...)
...un día será el mundo con su impersonalidad
soberbia contra mi
extrema individualidad de persona, pero seremos uno solo.
Avanzando, abre las aguas del mundo por la mitad. Ya
no necesita
coraje, ahora ya es vieja en el ritual recuperado que
había abandonado
hacía milenios. Baja la cabeza dentro del brillo
del mar, y retira una
cabellera que sale toda goteando sobre los ojos salados
que arden, juega
con la mano en el agua, pausada, los cabellos al sol
se están casi inmediatamente endureciendo con la sal (...) Se zambulle
nuevamente, nuevamente bebe más agua, ahora sin avidez pues ya conoce
y ya tiene
un ritmo de vida en el mar. Es la amante que no teme
pues sabe que lo
tendrá todo nuevamente.
Conmigo hablará toda tu alma,
aún en silencio
Nosotros los que escribimos, apresamos en la palabra
humana,
escrita o hablada, un gran misterio que no quiero revelar
con mi raciocinio porque es frío.