Clarice Lispector
Fragmentos
de
La hora de la estrella
o
La culpa es mía
o
Que ella se apañe
o
El derecho al grito
o
En cuanto al futuro
o
Lamento de un blue
o
Ella no sabe gritar
o
Una sensación de pérdida
o
Silbido en el viento oscuro
o
Yo no puedo hacer nada
o
Registro de los hechos precedentes
o
Historia lacrimógena de cordel
o
Salida discreta por la puerta del fondo
É a história de uma moça
tão pobre que só comia cachorroquente. Mas a
história não é isso.
A história é de uma inocência pisada, de uma miséria
anônima. Eu morei no Nordeste... eu
me criei no Nordeste e depois no
Rio de Janeiro... tem uma feira dos nordestinos
no campo de São
Cristóvão, e uma vez eu fui
lá. E peguei o ar meio perdido do nordestino
no Rio de Janeiro. Daí começou
a nascer a idéia. Depois eu fui a uma
cartomante e imaginei as coisas boas que
iam me acontecer. E imaginei,
quando tomei o táxi de volta, que
seria muito engraçado se um táxi me
atropelasse e eu morresse, depois de ter
ouvido todas essas coisas boas.
Então daí foi nascendo também
a trama da história.
Es mi deber, aunque sea de arte menor, revelar su vida.
Porque tiene derecho al grito. Entonces yo grito.
La persona de quien voy a hablar es tan tonta que a veces
sonríe a
los demás en la calle. Nadie responde a su sonrisa
porque ni la miran.
No, no es fácil escribir. Es duro como partir
rocas.
Pero saltan chispas y astillas como aceros pulidos.
Nadie la miraba en la calle, ella era café
frío.
-Disculpe, señorita ¿puedo
invitarla a pasear?
-Sí -respondió
atolondrada, deprisa, antes de que él cambiara de idea.
-Si me permite, ¿cuál
es su nombre?
-Macabea
-Maca ¿qué?
-Bea -se vio obligada a completar
-Disculpe pero parece el nombre
de una enfermedad , de una
enfermedad de la piel.
(...)
Los dos ignoraban cómo
se pasea. Caminaron bajo la lluvia densa
y se detuvieron delante del escaparate de una ferretería
donde había
expuestos caños, latas, tornillos grandes y clavos.
Macabea , temerosa de que el
silencio ya significase una ruptura, dijo al recién-enamorado:
-A mí me gustan mucho
los tornillos y los clavos, ¿y a usted?
Él— Pues sí.
Ella— ¿Pues sí, qué?
Él— ¡Yo dije pues sí!
Ella— ¿Pero "pues sí"
qué?
Él— Mejor cambiemos de conversación,
porque tú no me entiendes.
Ella— ¿Entender qué?
Él— ¡Virgen Santa! ¡Macabea,
vamos a cambiar de tema ahora mismo!
Ella— ¿Y de qué hablamos?
Él— De tí, por ejemplo.
Ella—¡¿De mí?!
Él— ¿Por qué
tanto susto? ¿Tú no eres gente? La gente habla de la gente.
Ella— Disculpa, pero no me parece
que yo sea muy gente.
Él— ¡Pero si todo el
mundo es gente, Dios mío!
Ella— Yo no me he habituado.
Él— ¿No te has habituado
a qué?
Ella— Ah, no sé explicarme.
Él— ¿Entonces?
Ella— ¿Entonces qué?
Él— Oye, yo me largo, porque
tú eres imposible.
Ella— Es que sólo sé
ser imposible, no sé otra cosa. ¿Qué puedo hacer para
lograr ser posible?
Él— ¡Deja de hablar,
que sólo dices estupideces! Di lo que quieras.46/47
Ante la cara un poco demasiado inexpresiva
de Macabea, él hasta
procuró decirle alguna gentileza que suavizara
la hora del adiós para
siempre. al despedirse le dijo:
-Tú, Macabea, eres un pelo
en la sopa. no te dan ganas de comer. Discúlpame si te he ofendido,
pero soy sincero ¿Estás ofendida?
Estoy absolutamente cansado de la literatura; sólo
la mudez me
hace compañía. Si todavía escribo,
es porque no tengo nada
más que hacer en el mundo mientras espero la muerte.
La búsqueda de la palabra en la oscuridad.
Sí, estoy enamorado de Macabea,
mi querida Maca, enamorado
de su fealdad y de su anonimato total, pues ella no existe
para nadie (...)
Yo quisiera que ella abriese la boca para decir:
- Estoy sola en el mundo y no creo
en nadie, todos mienten, a veces
hasta en la hora del amor, yo no veo que una persona
hable con otra, la verdad sólo me llega cuando estoy sola.
¿Cuál fue la verdad de mi Maca? Basta descubrir
la verdad
para que ya no exista: pasó el momento. Pregunto
¿qué existe?
Respuesta: no existe.