Clarice Lispector
La Legión extranjera
Las desdichas de Sofía (Extracto)
Para súbita tortura mía, sin apartar
la vista
de mí, se fue quitando
lentamente
las gafas.
Y me contempló con unos ojos
desnudos
que tenían
muchas pestañas.
Yo nunca había
visto sus ojos, que con
las innumerables
pestañas parecían dos
dulces cucarachas.
Él me miraba.
Y yo no supe
cómo existir frente
a un
hombre. Disimulé
mirando el techo,
el suelo, las paredes, y seguía
con la mano extendida
porque ignoraba
cómo recogerla. Él
me miraba manso, curioso, con los ojos despeinados
como si acabase de levantarse.